sábado, 13 de junio de 2015

El verdadero efecto de las ideas, los conceptos, las definiciones, no es el tan solo entender, saber, reflexionar... El efecto verdadero es cómo nos permean, como nos penetran hasta el tuétano; son esas ideas, las únicas que verdaderamente forman parte de nuestro código, de nuestro sistema de convicciones... Todo lo demás que pensamos, se encuentra en la lista de espera de probarse en nuestra experiencia de vida.

La congruencia no es otra cosa que la manifestación clara de la paridad ente discurso y acción, es el filtro donde nuestras creencias se convierten en convicciones, o en donde caemos en cuenta de que no estamos de acuerdo con algo, o que nos equivocamos con lo que creíamos creer, o saber.

Cuando las ideas no penetran, no forman parte de nuestro "ADN existencial" es inútil tratar de cambiar, porque hasta el hecho de juzgar se hace desde los viejos bueyes con los que aramos nuestro porvenir.

Evolucionar no está en hacer cosas distintas a las que solemos hacer, sino cambiar nuestra forma de mirar lo que vemos diariamente en el espejo y fuera de el.

Convencer no se trata de que tan fuerte se és, ni de que tan fuerte se grita, ni de que tan "elevadas" son nuestras ideas, o que tan elaborados sean nuestros discursos, se trata de que tan frecuente y que tan evidente es nuestra paridad entre discurso y acción, y esto no es posible sin pasar por el filtro por el que pasan nuestras creencias... El de encontrar las ideas en nuestro propio libro, y no tan sólo en las bibliotecas, o en los basureros del consciente colectivo, que dicho sea de paso, es donde mayoritariamente se alimenta nuestro ser existencial.

Perdonen la incredulidad... pero no es por falta de fe... a diferencia de los pobres ciegos que creen que saben, nomas por haber tenido la suerte de una escuela para desaprovechar, o las pobres almas perdidas que creen que la sabiduría se transmite por ósmosis, o contacto directo.

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